jueves, 1 de julio de 2010
La fruta prohibida
Como la mayoría de las mujeres que conozco en este estado tan particular, hoy estoy mas desequilibrada que nunca. Motivos no me faltan. Por empezar, me levanté tarde para ir a trabajar, como todas las mañanas. No pude aprender nunca a dejar de ser una noctambula empedernida y eso me trae consecuencias diarias. Entredormida, con los ojos hinchados, propios de quien duerme tres horas diarias y descansa pésimo, me levante para comenzar con la rutina de quien debe ganarse el pan de cada día. Me mire al espejo y me descubrí tres granos mas en la frente y unos barritos desagradables que no hay cosmético que los oculte.
Me lave la cara y me vestí. No me sorprendió que al subirme el jean el ultimo botón no me prendiera ni que la remerita rosa que pretendía lucir me marque esos rollitos de mas. Ese malestar diario se sumaba al hecho de que el dolor que me oprimía el vientre aumentaba a cada minuto. Admito que ultimamente no estuve cuidándome mucho en las comidas pero ¿era para tanto? Si ayer salí a caminar 1 hora a la vuelta del parque! En fin, respire hondo, me puse el saquito negro que todo lo disimula y me resigne a insertarme a mi lucha cotidiana con mi imagen y la preocupación de la imagen que los otros puedan llegar a tener de mi.
-Se dara cuenta de mis kilitos de mas? -pensé- ¿Sera muy notable que estoy en "esos" días en los que todo me irrita?
Entre por la puerta de atrás, por donde se entra para despistar al encargado de que el personal llegue a horario, sin demasiada éxito.
-Llega tarde nuevamente srta.- me dijo Luis, el policía de turno, con una sonrisa complice.
-Buen día Luis- Le dije, pensando en lo desastroso que era en realidad, solo por ser mujer.
Con la cara aun en estado desastroso, me acomode el pelo y entre. A pesar de que corro el riesgo de sonar pesimista y malhumorada, debo confesar que hoy, todo fue peor. La fotocopiadora se trabó toda la mañana, los clientes exigían mas prisa que nunca en mis tareas, el idiota de Pedro me saludo como quien saluda por costumbre,sin percibir demasiado mi presencia y la vieja chismosa de rentas que se vino mas cascarrabias que nunca. Y para colmo de males, yo, que mas incomoda que nunca me esforzaba a cada minuto por disimular la hinchazon de mi cuerpo metiendo panza, como si eso arreglara algo.
Entre idas y venidas al baño de damas para asegurarme de que "todo este bien", mis disputas con la gente y mi infatigable dolor corporal, se paso el día.
Al finalizar mi jornada y ya sin ánimos, me retire a mi casa. Y para que mi torpeza no se sienta ofendida, quise complacerla chocandome con el masetero de la puerta de entrada, lo cual provocó que me doble el dedo meñique del pie.
- ¿Qué hizo la mujer para merecer que cada 28 días(en mi caso cada 34)su nivel de desequilibrio hormonal sea tal y provoque calamidades en el físico, los deseos de convertirnos en asesinas brutales y el sentimiento de sentirnos tan desdichadas?
-Nada, solo ser amables y convidar una inofensiva manzana, me respondí a mi misma. Eso fue todo, según lo que nos cuentan. La mujer y la tentación, armas mortales.
Cansada, agotada por el trajín que me deparo el día,dolorida por mi dedo machucado, me prendo un cigarrillo y me recuesto en mi viejo sofá cama,a descansar con las piernas en alto y con mi gato subido en la falda.
-Mañana sera otro día, pienso, mientras doy la ultima bocanada de humo. -Otro caótico día femenino.
Cualquier similitud con la realidad, queridas mujeres, es pura coincidencia.
Que descansen!
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3 comentarios:
Excelente descripción de tan atroz estado amiga!
Exitos con este emprendimiento!
BUENISSSIMO!!!ME ENCANTO...SIN PALABRAS
Sra Lucy es tan real que hubo similitud, y es tan llegador su descripcion que no queda otra que una felicitacion!!Nada tan parecido a la realidad como su relato!EXITOS!!y a superar esos dias traumaticos que las mujeres pasamos
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