martes, 6 de julio de 2010

Panza llena, corazon contento


Y llegó el dia en el que todo aquel caos provocado por el estallido hormonal pareció cederle lugar al buen humor y a las ganas de estar en forma.
Asi que me enganché en la onda sport, me puse el pantalón mas comodo, mi remera de correr y, vincha en mano, me fui al gimnasio a utilizar ese pase libre que me esperaba en el cajon de mi mesita de noche desde hacía semanas.
A nosotras no nos cuesta demasiado tomar la decisión. El tema es de donde sacamos el impulso y qué hacemos con todas esas excusas que van en contra de nuestros planes de sentirnos mejor. No se el resto pero en mi caso, las justificaciones para evitar el acercamiento a uno de estos lugares son varias. Por empezar el tema dinero.
-Todavía no cobré, no tengo plata para gastar de mas, no tengo ropa deportiva, el mes que viene empiezo, de una que empiezo!!!
Si me lo habré repetido...
Ni hablar de contar las cuadras que nos quedan para llegar hasta el gimnasio y basta con ver la tele para saber que con 12 grados no dan ganas de salir ni a la esquina.
Otra muy buena es la promesa de que saldré a caminar todos los dias o la de hacer ejercicios hogareños, al margen de que en mi casa no tengo ni colchonetas, ni nadie que me diga que ejercicio sigo o cual es el mas adecuado para no desarmarme la espalda haciendo abdominales.
Mujeres! esto es algo que no pudimos cumplir nunca. Es como la famosa frase: "Me lo como, total mañana me interno en el gimnasio" o "mañana empiezo la dieta"
Vamos...todas sabemos que cualquier dieta empieza un lunes,y romperla el martes es la excusa perfecta para comer de mas y como ya nos desviamos,seguir comiendo hasta el domingo a las 00.00hrs. No les pasa?
Cuestión que dejando de lado todas estas ideas absurdas que me alejaban de mi meta, me fui al gimnasio, a caminar un poco en cinta, a hacer bici, a pegar piñas al aire. En fin, a ponerme linda para el verano y por el bienestar de mi ropa que llego al punto de ceder, antes de que empiecen a saltarle los hilos.
Quise empezar a ponerme en forma para estar en onda, para estar contenta y para comerme todo el "finde" y que no se note tanto.
Las mujeres parecemos un poquito obsesionadas con esto de la imagen y no es para menos. En la tele, en la calle, en las revistas, estas mujeres fatales estan por todos lados y no hay quien las alcance ni un poquito. Ya sea por la ropa, el maquillaje, la forma de hablar, caminar, sonreir, todas en algun punto tenemos una imagen que imitar. Es la imagen que nos venden. "Ellos" nos mirarán si lucimos como "ellas". Y, la verdad, hasta llegan a convencer.
Y les aclaro que, si bien muy dentro mio quisiera lucir un poco parecida, la naturaleza no me ha brindado dichos dones y yo ni tengo ganas de vivir en un gimnasio ni el tiempo de hacerlo ni el dinero suficiente. Demasiado banal esa vida. Y cara.
Al fin y al cabo es jueves, rompi mi promesa deliberadamente y aun falta para que llegue mi dia ritual de cuidado corporal.
La vida hay que disfrutarla dice mi madre. Por eso esta noche me voy a comer ese alfajor que me tentó a la salida del gym.
A relajarse que el chocolate es bueno para estimular en el estudio, favorece la circulación sanguinea y nos pone de buen humor mientras dure el efecto. Total, el lunes me interno en el gimnasio...

jueves, 1 de julio de 2010

La fruta prohibida


Como la mayoría de las mujeres que conozco en este estado tan particular, hoy estoy mas desequilibrada que nunca. Motivos no me faltan. Por empezar, me levanté tarde para ir a trabajar, como todas las mañanas. No pude aprender nunca a dejar de ser una noctambula empedernida y eso me trae consecuencias diarias. Entredormida, con los ojos hinchados, propios de quien duerme tres horas diarias y descansa pésimo, me levante para comenzar con la rutina de quien debe ganarse el pan de cada día. Me mire al espejo y me descubrí tres granos mas en la frente y unos barritos desagradables que no hay cosmético que los oculte.
Me lave la cara y me vestí. No me sorprendió que al subirme el jean el ultimo botón no me prendiera ni que la remerita rosa que pretendía lucir me marque esos rollitos de mas. Ese malestar diario se sumaba al hecho de que el dolor que me oprimía el vientre aumentaba a cada minuto. Admito que ultimamente no estuve cuidándome mucho en las comidas pero ¿era para tanto? Si ayer salí a caminar 1 hora a la vuelta del parque! En fin, respire hondo, me puse el saquito negro que todo lo disimula y me resigne a insertarme a mi lucha cotidiana con mi imagen y la preocupación de la imagen que los otros puedan llegar a tener de mi.
-Se dara cuenta de mis kilitos de mas? -pensé- ¿Sera muy notable que estoy en "esos" días en los que todo me irrita?
Entre por la puerta de atrás, por donde se entra para despistar al encargado de que el personal llegue a horario, sin demasiada éxito.
-Llega tarde nuevamente srta.- me dijo Luis, el policía de turno, con una sonrisa complice.
-Buen día Luis- Le dije, pensando en lo desastroso que era en realidad, solo por ser mujer.
Con la cara aun en estado desastroso, me acomode el pelo y entre. A pesar de que corro el riesgo de sonar pesimista y malhumorada, debo confesar que hoy, todo fue peor. La fotocopiadora se trabó toda la mañana, los clientes exigían mas prisa que nunca en mis tareas, el idiota de Pedro me saludo como quien saluda por costumbre,sin percibir demasiado mi presencia y la vieja chismosa de rentas que se vino mas cascarrabias que nunca. Y para colmo de males, yo, que mas incomoda que nunca me esforzaba a cada minuto por disimular la hinchazon de mi cuerpo metiendo panza, como si eso arreglara algo.
Entre idas y venidas al baño de damas para asegurarme de que "todo este bien", mis disputas con la gente y mi infatigable dolor corporal, se paso el día.
Al finalizar mi jornada y ya sin ánimos, me retire a mi casa. Y para que mi torpeza no se sienta ofendida, quise complacerla chocandome con el masetero de la puerta de entrada, lo cual provocó que me doble el dedo meñique del pie.
- ¿Qué hizo la mujer para merecer que cada 28 días(en mi caso cada 34)su nivel de desequilibrio hormonal sea tal y provoque calamidades en el físico, los deseos de convertirnos en asesinas brutales y el sentimiento de sentirnos tan desdichadas?
-Nada, solo ser amables y convidar una inofensiva manzana, me respondí a mi misma. Eso fue todo, según lo que nos cuentan. La mujer y la tentación, armas mortales.
Cansada, agotada por el trajín que me deparo el día,dolorida por mi dedo machucado, me prendo un cigarrillo y me recuesto en mi viejo sofá cama,a descansar con las piernas en alto y con mi gato subido en la falda.
-Mañana sera otro día, pienso, mientras doy la ultima bocanada de humo. -Otro caótico día femenino.
Cualquier similitud con la realidad, queridas mujeres, es pura coincidencia.
Que descansen!